Sunday, 30 March 2014

Un país crónicamente disfuncional

Mi abuelo paterno era un campesino pobre con una pequeña parcela de tierra que trabajó durante mucho tiempo para un terrateniente. Su relación laboral era semajante a la que hubo en Europa central durante la Edad Media. Cuando murió el dictador Gómez, amigo de dicho terrateniente, mi abuelo se dedicó a trabajar solo el pedacito de tierra que era destinado para su familia y, de vez en cuando, para los sucesores del terrateniente, pero no tenía que trabajar en las tierras principales del otro. La tierra de Venezuela era tan fértil que la parcelita podía alimentar bien a su familia y vender alimentos para comprar algunas herramientas, productos como el café o la sal y ropa y comenzar a pagar la bicicleta con la que mi padre pudo ir a un liceo a hacer parte de su bachillerato. Una de las cosas que más recuerdo de mis visitas a mis abuelos era ver cómo sembraba caraotas - frijoles negros-, maíz, naranjas y verificaba el corral de las gallinas. Como ya Alexander von Humboldt consiguió ver hace más de dos siglos, la fertilicad de gran parte del territorio venezolano es asombrosa.

Sabemos que desde hace muchas décadas Venezuela ha descuidado su agricultura. Muchos campesinos emigraron, como en el resto del mundo, a las ciudades. Muchas familias consiguieron insertarse en otros renglones de la economía de la nación, pero muchas otras pasaron a ser habitantes marginales de nuestras ciudades.  Venezuela ya antes de la vuelta de los militares al poder tenía que importar tal o cual producto agrícola. Aun así, el país seguía cubriendo más o menos sus necesidades alimenticias.

Las cosas han cambiado de manera dramática. El país tiene que importar más y más cosas. 

Pero mi abuelo jamás habría creído posible que tuviéramos que importar caraotas como lo hacemos ahora. La semana pasada llegaron a Puerto Cabello cientos de toneladas de dichos granos.  Llegaron al mismo tiempo en que llegaron cientos de toneladas de arroz de Canadá, soja de Estados Unidos y carne de Colombia y de Brasil.

La dependencia de las importaciones de alimentos se incrementa cada día. El ministro de Agricultura Felix Osorio, antiguo militar golpista amigo de Chávez,  dice todo el tiempo que estas importaciones son para asegurar la soberanía alimentaria del país. Evidentemente, Osorio sabe tanto de desarrollo sustentable o de agricultura como lo que sé yo de cómo armar un Kalashnikov: nada.

En el primer gráfico que pueden ver aquí presento el crecimiento del PIB de Venezuela al lado de la variación interanual del precio del barril de la OPEP. No es una relación inmediata, se trata de una correlación complicada. Aun así, está claro que sin un aumento constante del precio del petróleo la economía venezolana no solo deja de crecer, sino que comienza a entrar en recesión. Lo único que ha conseguido postergar una y otra vez períodos de recesión ha sido la política de endeudamiento, impresión de dinero y consecuente inflación en que el gobierno de Chávez y luego el de Maduro han metido al país.


El segundo gráfico presenta el nivel en que ha crecido la población, la economía y el precio internacional del petróleo a lo largo del tiempo. El eje de las ordenadas muestra cómo han variado esos parámetros si se considera que 100 es el nivel que tenían en 1998. No normalicé el precio del petróleo, pero aunque lo hubiera hecho, el patrón no cambiaría mucho. Si bien en ningún país se puede esperar un crecimiento 1:1 entre el PIB y el aumento de precio de un producto primario que se exporte, sí se podría esperar un mejor rendimiento de lo que muestra la economía venezolana, ante todo en tiempos de vacas flacas.


El siguiente gráfico compara a largo plazo el crecimiento del PIB de Venezuela con el de Noruega, otro país que depende de gran medida de la exportación de petróleo. Los datos vienen del Banco Mundial.


En teoría Venezuela parece tener varios períodos de mayor crecimiento que Noruega, pero esto significa poco si se tienen en cuenta dos cosas:


  • la población de Noruega aumentó desde 1961 de tres millones y medio a  cinco millones de habitantes, mientras que la de Venezuela aumentó de siete millones y medio a unos veintiocho millones: 42% versus 373%. 
  • Venezuela, con su mayor crecimiento demográfico, necesita una tasa de crecimiento del PIB más alta. 
Lo más llamativo es ver cómo Venezuela entra con mucha más facilidad en recesión cuando vienen los períodos de baja en el precio del petróleo. Eso es lo que vamos a comprobar de nuevo muy pronto y ahora tan solo bastará con que el precio no suba. En Venezuela los faraones no llaman a su corte a ningún José.

Estoy convencido de que el régimen de Maduro y de los militares quiere que sigan los bloqueos de calles y se produzca más violencia en ciertos sectores de ciertas ciudades. Ya hoy en día podemos escuchar a diversos grupos decir que la escasez y otros problemas económicos, que ya se venian manifestando de manera grave en diciembre y enero, son producto de los disturbios que se han producido desde febrero.

La tensión seguirá en aumento. Maduro tendrá que seguir endeudando nuestro país para importar y distribuir productos que Venezuela ya no produce o que jamás ha producido. Esto no puede continuar así. Algo va a tener que cambiar: cuando se acabe el dinero, Maduro o su seguidor chavista tendrá que recurrir  a más represión y cubanización de la economía o será reemplazado por un nuevo gobierno. Esto último solo será factible si los políticos opositores comienzan a informar a la población como nunca nadie lo ha hecho en Venezuela, con datos claros y completos de dónde está la economía venezolana en comparación con el resto del mundo y de qué medidas se pueden tomar para que las cosas comiencen a funcionar finalmente.






2 comments:

  1. Trabajé a principios de la década pasada en el sector agroindustrial y ya para ese entonces era muy difícil encontrar caraotas producidas en Vzla a nivel industrial, de hecho, para 2004, 90% de las caraotas consumidas eran producidas en Canadá y Chile. El venezolano de a pie no lo sabía, de hecho la mayoría pensaban que comían caraotas venezolanas. Cadivi facilito la debacle de este cultivo, ya que con un dólar tan barato se hacía muy atractivo importar el producto

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    1. Sí, la cuestión comenzó temprano. Incluso antes de que Chávez llegara al poder se importaba comida, pero no en la medida en que se hace ahora. A veces las exportaciones de un producto fluctuaban con las importaciones del mismo producto el año siguiente. Pero la cosa tomó otro cariz con el chavismo, en especial a partir de 2003.
      Recuerdo que en 1998 Rualca exportaba un 95% de su producción (ruedas de aluminio, pero cada vez más productos elaborados a base de aluminio). Llegó el chavismo y Rualca colapsó, fue adquirida por el Estado y desapareció.

      Aquí puedes ver un ejemplo de las importaciones y exportaciones que había en Puerto Cabello en un día en particular de 1998.
      Café para Hamburgo...ahora importamos café de Nicaragua.

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